Saltar al contenido

Polar Gran Fondo La Mussara 2016

Dr. Nectus

No fue el mejor día pero no lo cambiaría por nada, me quedo con un buen entreno de fondo y el compañerismo y la amistad entre nosotros.

Llegaba a este día con los restos, en mi «final de temporada» ya que llevo desde agosto del año pasado (después de la caída del codo) sin parar y haciendo 1000km mensuales, cansado anímicamente, física no tanto porque llevo ya un mes a medio gas pero por estas circunstancias y viendo los datos de esta prueba quedé con Javi en ir juntos y simplemente acabar. Era consciente de que estaba un puntito de forma por encima de él pero siendo mi primera cicloturista y siendo tan larga y de tanto desnivel sólo quería acabar. A este pacto no firmado se unió Oli también así que me lo tomaba más como una salida de club en nuevo territorio que como una carrera.

La odisea arrancaba a las 3:30am sonando el despertador y como lo había dejado todo preparado, comí un poco, cargué bici y trastos y fui a recoger a Oli. 4:30am camino a Reus. 

Llegamos bastante temprano, sobre las 6, justo cuando amanecía.

Fuimos a tomar un café mientras llegaba Javi y nos empezamos a preparar. 

Se nos acabó haciendo muy tarde, ya habían abierto los cajones y nosotros casi sin vestir. Tenía muchas ganas de esta carrera, por ser de las importantes, conocidas, multitudinarias y ser mi primera en carretera pero que queréis que os diga, el madrugón no le sienta bien a nadie y entre el sueño y la pereza se nos echó el tiempo encima. 

Sergio y Dani (dos más del Triandu Team) ya estaban colocados en primera fila del cajón Powerade, el de la mayoría y el mío también, pero Oli y Javi estaban en el de delante así que se colocaron pero yo tenía que irme atrás del todo. Unos metros después encontré a mi hermana y mi cuñado con su grupo así que tras hacerme un poco el remolón salté la valla y me quedé con ellos.

pastedGraphic_1.png

Estábamos en medio de la marea rosa y no se veía el final ni por delante ni por detrás.

pastedGraphic_2.png

Arranca la carrera!!!

La primera parte hasta cruzar y salir de Reus era neutralizada pero siendo más de 6000 corredores el pelotón se estiró rápido y se podía ir adelantando fácilmente. Así es como fui pasando y adelantando, y la grata sorpresa fue saludar y charlar un rato con Lluis Ravet, compañero y amigo de Ravet Bikes en Granollers. Poco después enlacé con Oli y Javi y Lluis ya tiró a su ritmo.

Llevábamos un buen ritmo y los kilómetros iban pasando aunque notaba que iba a medio gas. Iban a ser muchas horas sobre la bici y había que dosificar. Sin enterarnos llegamos al puerto de montaña más largo y el que le da nombre a la carrera, La Mussara, 10km al 5,8% de media.

Contaba como tramo cronometrado para el maiot de la montaña pero no quise apretar, preferí quedarme con Javi y Oli y subir tranquilamente, por eso me cazaron en la foto puesto de pie ya que subí casi todo el puerto así para aliviar un poco la presión del culo. 

En este tramo nos cazó Ramsés que tras charlar un rato y subir un par de kilómetros juntos siguió a su ritmo ya que nosotros íbamos algo más lentos.

pastedGraphic_3.png

Tras coronar no me pareció tan duro como lo pintaban, paré en el avituallamiento a comer un poco mientras llegaba Javi y estuve hablando un rato mis padres que se acercaron a animar.

Y ahora, tocaba bajar…

Es una sensación rara saber que tienes la carretera cerrada para ti, poder cruzar y aprovechar bien la curva, aunque con lo tocho que soy bajando y la precaución extra que tomaba, iba algo tenso ya que habían muchos que se creían Peter Sagan y trazaban como les salía del orto. Bueno, eso sin contar con las ráfagas de viento lateral que te desplazaban la bici entera.

pastedGraphic_4.png

Las carreteras por donde nos hacían pasar eran espectaculares y la fama de que Tarragona es llana os aseguro que es mentira. No son puertos excesivamente duros y largos pero sí de los que van sumando y cargando desnivel a las piernas.

Por esa razón, sobre el km50 Javi ya iba bastante tocado. Llevaba con la coña de desviarse y hacer la corta desde el día anterior y nosotros cabezones en que «por encima de nuestro cadáver» pero tal y  como lo vimos en ese momento y del ritmo al que íbamos (muy lento para lo normal en él) yo ya daba por hecho de que así sería.

pastedGraphic_5.png
Oli, subiendo Coll de Les Pinedes tranquilamente.

De hecho, tras coronar el Coll de Les Pinedes, tuvimos que parar en el llaneo posterior antes de llegar a Castillejos, sobre el km60. La pierna buena de Javi estaba al borde de las rampas de sobrecargarla demasiado. Hay que aclarar que la pierna mala sólo funciona a un 40% y por eso la otra sufre el doble.

Estuvimos parados unos cinco o diez minutos y mientras aproveché para tirar un par de fotos de esas artísticas que tanto me gustan…

La verdad es que las vistas y el paisaje eran espectaculares, no me canso de repetirlo.

Nos pusimos en marcha de nuevo con terreno favorable por delante, llaneo y bajada de las que no hay que pedalear (bueno, yo sí porque en el paso por curva freno mucho) y llegamos al desvío entre la Gran Fondo y la Medio Fondo. Km75, decidir entre 25km más de bajada hasta meta o 120km más con casi 2000m de desnivel. La decisión la tenía que tomar Javi y como ya he dicho, después de hablar con Oli ya daba por hecho que elegiría la opción más conservadora pero….

– Javi, tú decides…

– Mmmmm…

– No te preocupes por nosotros, te acompañamos. Dijimos de ir juntos y acabamos juntos.

– Mmmmm… Venga va! Vamos a la larga!

– Seguro?!?!?

– Sí!!! Y va, antes de que me arrepienta…

Pues vamos allá.

Ya sabíamos que el ritmo iba a ser muy conservador y era consciente de que me iba a sacrificar todo lo que pudiera (y más) en tirar del pelotón para cubrirle del viento de cara (porque lo había, a ráfagas y bastante fuerte).

Paramos en el avituallamiento de Cornudella a recuperar fuerzas y viendo como estaba y la cantidad de gente que había y basura por el suelo me imaginaba que iríamos por la mitad hacia atrás de la clasificación, pero igual que otro día o en otra carrera me hubiesen comido los demonios por dentro, esta vez estaba muy tranquilo y consciente de que sólo con llegar ya era un triunfo.

Un nuevo puerto de montaña por delante, Coll d’Albarca, 10km al 3,7% de media y pendientes máximas del 6%. Nada excesivamente exigente sobre el papel pero con 80km a cuestas, más de 1000m de desnivel en las patas y más de 4h sobre la bici, hasta lo más llano empieza a pesar.

Pero tras coronar este puerto, tramo de bajada y otro medio puerto, todo era con tendencia negativa hasta llegar a La Vilella Baixa.

pastedGraphic_6.png
Km142, tirando del grupo y en formación para cubrir al pelirrojo.

Sobre el km110, en el tramo de bajada antes de llegar al avituallamiento de Margalef, vino otro parón pero no por causas físicas sino por pinchazo, de la rueda delantera de Javi (hoy le tocaba todo a él). Nos pilló en un tramo de carretera estrecha, al salir de una curva donde la gente pasaba muy rápido y tras pasarnos a la cuneta de enfrente para molestar lo menos posible nos ponemos a cambiar cámara tranquilamente aprovechando también para estirar piernas.

No sé el tiempo que pasaría pero tras cambiar, gastar una botella de CO2 y colocar la rueda, mientras Javi regaba el campo, otra vez… PSSSSSSS….  jajaja. Era para tomárselo a risa porque más cosas no podían pasar. Pues nada, desmonta otra vez, revisamos la cubierta que no tuviera un pincho, revisamos la cámara por donde se había petado y volvemos a montar otra nueva. En ese momento, y por lo que le doy un 10 a la organización, llegaron coche de asistencia y moto de Mavic, se bajaron, comprobaron que no era nada serio, cogieron la rueda, arreglaron, hincharon, montaron y adiós.

Se me quedó una cara de tonto… Nos sentíamos como los profesionales cuando pinchan en una etapa de una de las grandes vueltas en que llega el coche y en cuestión de segundo están rodando otra vez.

Pues nada, tras unos 45min parados con el percance de los dos pinchazos que vinieron muy bien para que descansara Javi, retomamos el descenso otra vez y tras cuatro curvas mal contadas llegamos al avituallamiento. Esta vez no paramos y seguimos nuestro camino.

Van pasando los kilómetros muy llevaderos con tendencia hacia abajo con un par de picos cortos hasta el km140 donde empezaba lo serio. Pasamos La Vilella Baixa y solté la broma fácil «Pues no quiero ver la Alta». Pa’ qué dije nada porque alta estaba, y aún venía lo peor…

Pasamos «el pueblo alto» y nos tocaban unos 6,5km a una pendiente media del 5% hasta llegar a Escaladei donde había un nuevo avituallamiento y empezaba el tramo cronometrado.

Yo ya llevaba un buen rato empezando a notar el nudo en la garganta, supongo que por no comer tanto sólido como debiera, y como no habíamos parado en el avituallamiento anterior, paramos en este. Conscientes de que no deberíamos hincharnos mucho no puedes evitar llegar y devorar.

Perdimos unos diez minutos más reposando, bebiendo y comiendo, y arrancamos con la crono sabiendo que venían casi cuatro kilómetros con pendientes de hasta el 20% hasta coronar Coll Roig.

Aquí ya avisé de que nos veríamos arriba, más que nada que llevando un plato de 39T y el piñón más grande de 25T, tenía que coger mi ritmo y a ver si podía aguantarlo hasta arriba.

pastedGraphic_7.png

Aquí ya no hay caras sonrientes ni relajadas.

Y así fue, arrancó el puerto muy llevadero pero enseguida, al pasar una curva, nos sorprendía la primera. Venga coronas p’arriba, ponte de pie y a tirar de piernas. Había mucha gente subiendo andando, otros haciendo eses pero yo, mientras pudiera, quería seguir recto y que se acabara lo antes posible.

Sobre la mitad había un tramo de tregua, casi llano, donde me di cuenta que iba con la corona antes de la última y menos mal porque si hasta ahora no había sido un paseo, llegaba el tramo «matamachos» con rampas del 20%.

Con las piernas como botijos, las pulsaciones al límite (192ppm máx) y el nudo en la garganta cada vez mayor, se acaba la crono y gracias, porque medio kilómetro más y hubiese reventado. Os aseguro que mover un 39 como plato pequeño no se lo deseo ni a la persona que más odie. Y ahora muchos pensarán «pues cámbialo». Claro, así de sencillo, pero con lo que valen los dos platos sueltos o pack de bielas completas, pago el mantenimiento de las mtb y/o road, así que fuera de esos puertos matamachos se puede mover y hasta que no pete, no se cambiará.

Bueno, a lo que íbamos, tras coronar me paro poco después a esperar a que fueran llegando, y no pasó mucho tiempo hasta que estuvimos todos.

pastedGraphic_8.png

Ya había pasado lo peor, la meta se veía cada vez más cerca, quedaban 50km con sólo un puerto largo así que nos vinimos arriba y el ánimos subió.

A pesar de eso y tras varios kilómetros de bajada, sobre el km155 arrancaba el Coll d’Alforja donde Javi ya no podía más, las rampas y los pinchazos eran cada vez más frecuentes y no podía apretar lo más mínimo.

Sin dudarlo, me puse a su lado y pedaleé por los dos. Al otro lado se colocó Oli o Dani no recuerdo exactamente quién pero nos íbamos turnando, y así en bloque fuimos pasando los cinco kilómetros del puerto al 5% de media adelantando a muchos corredores

pastedGraphic_9.png

Javi, por no molestar y sabiendo lo que nos estábamos sacrificando por él, no paraba de decir que ya estaba bien, que podía él solo pero en el fondo sabíamos que no era así, de hecho, veía y notaba como se le saltaban las lágrimas.

Una vez coronado ya sólo quedaba unos 25-30 km de bajada, con una pendiente muy ligera donde se tenía que pedalear igual y donde me puse a tirar del pelotón con todo lo que tenía. 53-11, viento de cara, acoplado al manillar y mirando hacia atrás para que no se cortara, a mi lado Dani haciendo pantalla para el viento lateral y detrás Oli cerrando el grupo.

A pesar de la cantidad de kilómetros y desnivel que llevábamos a cuestas, y del nudo de la garganta que crecía a cada momento, las piernas se pusieron en modo automático y no me costaba prácticamente nada llevar una buena cadencia, arrastrando plato y manteniendo una velocidad alta. Según me contaron después íbamos rodando a más de 50km/h.

Cada vez estaba la meta más cerca, todo el esfuerzo valía la pena sólo con llegar y casi lo teníamos.

Llegamos a Reus y tras cruzar el polígono pasamos por el control de tiempo con 9h02′.

Ahí ya me vino el bajón, me relajé, sólo quedaba cruzar la ciudad para llegar al recinto ferial y poder parar pero se me hizo eteeeeeeerno.

Pasamos por el arco de meta los cuatro juntos, contentos, felices, agotados y señalando a Javi diciendo que esta carrera ha sido por él.

 El nudo de la garganta en realidad era una pájara de libro y me bajé de la bici rozando el desmayo pero valió la pena.

Nos quedamos fuera del cajón Sub9h del año que viene pero con todo lo ocurrido y sufriendo pinchazos y rampas en la pierna desde el km50 ya era todo un milagro haber acabado.

No fue nuestro mejor día, podríamos haber bajado perfectamente dos horas el tiempo pero no todos los días son fiesta y las cosas van como van. Hoy por ti y mañana por mí.

pastedGraphic_10.png
A este trío lalalá faltaba Dani que no sé donde se metió en ese momento.

Ahí estaban mis padres y mi hermana y cuñado que tras vernos llegar les conté cómo había ido. Charlamos un rato, me vieron la cara de descompuesto, y empecé a ver a muchos amigos y conocidos y me acerqué a saludar. Tras comentar un poco las historias de cada uno, tocaba recuperar fuerzas. Con el estómago totalmente cerrado y con ganas de echar hasta la primera papilla cada vez que me venía tos, sabía que tenía que comer algo para que se me pasara pero era incapaz. Al final, un cuarto del plato de pasta, un par de trozos de coca de postre y una cocacola hicieron que me sintiera mejor y con fuerzas para tomar el camino de vuelta a casa.

Me llevo un grato recuerdo y bonita experiencia de la Polar Gran Fondo La Mussara 2016, a parte de las primeras marcas del año. Bienvenido «Moreno Ciclista».

Y con esto acabo la crónica de la carrera y me tomo unas semanas de descanso, no tanto físico como sí psicológico. Como ya he dicho llevo desde Agosto del año pasado sin parar, pasando muchas horas sobre la bici y estoy en mi «final de temporada» así que ya toca. A parte también, tal y como alguno ya sabéis, en unos días nacerá mi hija y hasta que no cojamos el ritmo y la rutina no volveré a los entrenos, cosa que tampoco me preocupa.

Va a venirme bien un pequeño descanso aunque muy descansado no estaré. jajaja.

Nos vemos pronto amigos.

SALUD Y PEDALES