Saltar al contenido

Fuck2020

Dr. Nectus

Ya se ha acabado?
Jodida pesadilla. Han pasado tantas cosas que no sé por donde empezar…

Todo eran felicitaciones y alegría hará cosa de un año, deseándonos lo mejor para el año que entraba. Quién nos iba a decir que un chino se iba a comer un murciélago y la iba a liar de esta manera.

No voy a entrar en un debate sin fin entre creyentes y negacionistas que a estas alturas los hay por igual pero ni cinco pandemias nos harían mejores personas y el jodido bicho nos está condenando y condicionando todo el año (y espera el 2021 que entra…). 

A lo que vamos, os pica la curiosidad y queréis saber mis datos deportivos supongo.
– para qué entraríamos si no? – 

Bien, pues resumiré con un porrón de kilómetros y horas respecto a años anteriores.
Ya a finales del 19 empecé a bajar el trabajo en bici, como alternativa al tren y sus constantes averías y retrasos así que los primeros meses del año estaba motivadísimo a pesar de sufrir los fríos días bajo cero, sufrir barrizales e incluso chaparrones antes de la jornada laboral. Todo ello amortizando el tiempo en desplazamientos para sumar kilómetros y horas sobre la bici.
Tanto fue así que a mediados de Enero acabé comprándome una gravel.
Sí macho, yo. Una gravel yo. Con lo que las odiaba (y a día de hoy aún no le tengo demasiado aprecio) pero para el camino que hacía a diario es perfecta, mitad tierra y mitad asfalto.

Lo primero que sentí fue que me saltaban los empastes en montaña y que volaba en asfalto respecto a la btt, la cual la había destrozado con apenas tres meses de trayectos. 

Así fue pasando el tiempo, entre alegrías y decepciones con la jodida gravel. Varios días tranquilos, yendo y viniendo sin percances y sentía que podía empezar a amarla cuando al rato… ZAS!!! Pinchazo en una piedra imaginaria y tirado haciendo que llegara tarde al trabajo. 

Pasó enero con 1.139km y la emoción de estrenar bici.

Febrero, 1.182km y cita con La Santa Vall:

No nos fue como esperábamos o desearíamos pero sin saberlo sería nuestra última carrera del año (y no veo la fecha de volver a correr)

Marzo, 984km y el río ya sonaba. 
Todos pensábamos (y me incluyo) que eso del coronavirus no iba con nosotros. “Total, la gripe mata a más personas”. “A nosotros, europeos y del primer mundo no nos pasará nada”. “Total, un bichito de nada”…
Nuevo ZASCA.
Todos a casa, para muchos “encerrados” cuando realmente estamos “a salvo”. Los últimos días del mes, a pesar de estar aún trabajando y tener autorización de desplazamientos decidí dejar la bici y bajar en coche para evitar problemas.

Abril, 789km totalmente indoor.
Soy personal sanitario pero no de primera línea y al estar en el sector privado, como siempre digo ‘clientes’ nunca me van a faltar pero solo hace falta que vengan, y en la primera ola la gente le tenía miedo al bicho y pocos salían. Así es como me pilló el famoso erte y acabé cuarenta días en casa saliendo tres días, literalmente, al supermercado.

Mayo, 773km. Toca volver a la “nueva normalidad”.
Es cuando empiezo a hacer 5 de 5 en trayectos al trabajo y enfundado siempre con la mascarilla.
Salíamos del confinamiento por franjas horarias y os aseguro que no había visto tanto new runner o ciclistas de trastero en mi vida. Volvieron a ponerse de moda las camisetas del Naranjito 82 y las 26” con cuernos y claro está, todos sin mascarilla porque “están haciendo deporte”.

Junio, 1.296km.
No recuerdo en qué momento empecé a coincidir con Jose en los trayectos de vuelta y esos ratos de charla con bozal y alternativa de caminos hizo que pasaran los kilómetros y horas sin darme cuenta.

Julio, 1.529km, mi récord mensual absoluto. Aprovechamos el buen tiempo para volver por carretera alargando así las rutas. Jose en bici de carretera mientras yo con la gravel sufría para seguirle el ritmo cuando se ponía a llanear. 

Agosto, mes de vacaciones y merecido descanso físico. Dos semanas de confinamiento con piscina y tres días de playa. 
559km en las otras dos semanas de trabajo que recuerdo que se me hicieron eternas. 

Septiembre, 1294km en los que el tiempo aún acompañaba, sin lluvia y buena temperatura.
Los niños empiezan el cole y como sólo hay un coche en casa desde que murió el viejo y Renfe no es una opción sana en estos tiempos, toca aguantar y aguantar y aguantar.

Octubre, 1176km. El inicio del declive. Los días se acortan, cada vez estoy más cansado física y mentalmente, del camino y la situación en general. Vas aguantando y callando, tragando con todo pero enquistándose en tu interior.

Noviembre, 1057km. Voy robando el coche cada vez más, todo lo que puedo o me dejan y como veis apenas supero los mil kilómetros. Cada vez estoy más fundido, sobre todo anímicamente. 

Diciembre, 474km. No puedo aflojar. Sigo con mi rutina.
Por circunstancias dispongo de un segundo coche unas semanas y decido tomarme el resto del año de descanso.
Lunes día 14, lo recuerdo perfectamente, me bajé ese día en bici y decidí tomármelo como descanso de pretemporada.
Martes bien, qué descanso…
Miércoles, ya empiezo a notar que “el demonio interior” va cobrando fuerza. Ya empiezo a planear salidas en btt para los próximos días. 
Jueves 17, 15h, tenía cita para hacerme una prueba de esfuerzo (deportiva) como chequeo anual y en el que siempre ha servido para ver el rendimiento w/kg y esas curiosidades porque daba por hecho de que el motor funcionaba perfectamente… HASTA ESTE AÑO. Otro ZASCA!
Empezamos, 100ppm, y el médico comenta un “Uy, tienes una arritmia”, pero continuamos. Sube un poco la resistencia pero sigo sin apenas esfuerzo. 120ppm, veo que el electro se dispara, yo no noto nada, se le cambia la cara al médico y me manda parar poco a poco. En ese instante noto un bombeo fuerte en el pecho. Se acabó. Se acabó la prueba de esfuerzo sin empezar a sudar; se acabó el ejercicio; toca pasar por cardiólogo, hacer pruebas y mientras nada de bici hasta nueva orden.

YUUUPIIII!!! Siempre había dicho en cachondeo que cuando llegara un médico que me dijera que dejara la bici… me cambiaba de médico pero hostia, cuando ves que tu problema es el principal motor del cuerpo (y a solo 120ppm) empiezas a preocuparte mucho.  
Ves que en cualquier momento te da un pico fuerte de esos y te vas al otro barrio. Tú que eres deportista, te cuidas, te sientes invencible y mira, tienes una cardiopatía que te limita y puede hacer que no veas a tu hija crecer, que no puedas envejecer junto a la persona que amas, que unos padres tengan que hacer algo tan antinatural como enterrar a un hijo y no al revés.
Por eso siempre he recomendado hacer estas pruebas de esfuerzo porque gastamos miles de euros en unas bicis o en complementos chorras pero nos parece caro o innecesario invertir en salud. Pues bien, para esto sirven, para encontrar problemas antes de que sea demasiado tarde.

Así que así están las cosas, un día eres joven y al siguiente eres calvo, con estrés, ansiedad, una cardiopatía, sin poder tocar la bici y catalogado no oficialmente como “persona de riesgo”.

Bromas aparte, supongo y espero que la arritmia sea provocada por tantos meses de ansiedad y estrés, y justo en el momento que empecé a aflojar un poco, Zasca! Dijo «aquí estoy yo!».

Con mucha suerte pude encontrar cita con el cardiólogo que después de ver los electros, me mandó ecocardio y holter (nada que no me hubieran dicho ya).
Ya tengo cita para todas las pruebas en enero pero mientras tocará intentar relajarse y hacer que te resbale todo o lo que viene siendo lo mismo, que te sude un GÜEBO, pero es muy fácil decirlo y aunque conscientemente lo hago, el cuerpo va a su rollo y no lo solucionaré de la noche a la mañana.

Así que resumiendo, acabé el año el 14 de diciembre y aquí van los datos: 

12.252km:
9646 con gravel, 439 con la Giant de carretera que vendí, 1009km de disfrute en btt y 1147 indoor.

553 horas:
404h en gravel, 17h con la Giant, 50h en btt, 41h de rodillo y solo 37h de Bluetens.


¿¡¿¡¿Querido 2020 algo más puede pasar ?!?!?
(Es una pregunta inocente no un desafío. Gracias).

SALUD Y PEDALES.