Saltar al contenido

Volta a Estenalles 2017

Primera edición de la Volta a Estenalles, marcha cicloturista que recorre el jardín de casa, con la localidad de Terrassa como punto de inicio y final, y con dos distancias donde elegir 135km o 88km.

Aunque con muchas menos horas de entrenamiento de las que me gustaría yo me decanté por la primera opción. Y sí, digo el jardín de casa porque son las mismas carreteras por donde me suelo mover, nunca haciendo todo el recorrido al completo pero sí la mayoría de tramos en un sentido o en otro. Vamos, que sabía dónde me metía y que había que dosificar fuerzas porque lo duro estaba al final.

Quedo a las 7:30h con un par de amigos que también corrían y salimos montados desde casa ya que vivimos en el pueblo de al lado y aprovechamos los casi diez kilómetros que nos separan para ir calentando piernas.

Tras llegar y saludar a varias caras conocidas nos colocamos tras el arco. Sin demora, a las 8:30am, arranca la “carrera”, y pongo comillas porque es una Marcha Cicloturista y no estaba cronometrada pero sí hubo “orden de llegada”.

Se sale muy rápido en dirección Castellar del Valles, con tendencia hacia abajo pero con un par de repechos. Se rueda rápido, mucho más de lo que estoy acostumbrado, y antes de llegar a la fuerte subida del pueblo estamos con el pelotón de los perseguidores (aún había otro grupo por delante que ya habíamos perdido de vista).

Nos desviamos en dirección St.Llorenç Savall donde los primeros kilómetros son muy rodadores, justo antes de llegar a la que los lugareños conocemos (y no sé porqué) como “La cuesta del perro” o “Los perros” donde se estira definitivamente el pelotón y cada uno sobrevive como puede.

Coronando “Los perros”

Al pasar la curva de la parte izquierda de la foto llega un pequeño descanso, un tramo de bajada para oxigenar piernas antes de otro de subida hasta St.Llorenç Savall.

Cruzamos el pueblo para seguir subiendo por la que conocemos como “Los carros”, una carretera preciosa, libre de tráfico e idílica custodiada por árboles a cada lado del asfalto donde sientes una paz interior (cuando se va tranquilo) difícil de explicar aunque el pasado domingo lo único que pensaba era –estoy apretando demasiado y a Estenalles no llego-

Coronado este mini-puerto toca volver a bajar hacia Gallifa, pueblo que pasamos sin darnos cuenta ya que sólo vemos un par de casas a orillas de la carretera pero que esconde iglesias románicas y restos de castillo medieval.

Venga, otra vez a subir.

Cruzamos St. Feliu de Codines custodiados por la policía y así pasamos mucho más rápido por un cruce donde un día normal te tiras cinco minutos esperando tu turno. Parecerá una tontería pero estos pequeños detalles son los que me fueron dejando una sensación muy agradable de la carrera.

Nos desvían hacia la carretera que llega al Monasterio de St.Miquel del Fai, un tramo totalmente libre de tráfico (menos los que también vayan al monasterio), precioso, con vistas al valle del río Tenes y donde no pude hacer ninguna foto porque al ritmo que íbamos no tuve narices a sacar el móvil sin morir en el intento pero os recomiendo que vayáis y lo viváis en persona, tiene unas vistas espectaculares.

Punto entre Gallifa y St.Feliu de Codines.

Llega otro mini-puerto, no demasiado largo pero sí exigente, lo conocen como “El champañillo” o “Mini tourmalet” (éste último mote no sé porqué, no es tan duro). El ritmo no afloja ni un ápice y nos volvemos a marcar otra crono-escalada donde marcamos PR (Personal Record) de nuestros tiempos Strava.

Yo sigo pensando lo mismo y se lo comento a Diego y Pepe, que vamos quemando muchos cartuchos y lo pagaremos después (al menos yo) pero cada vez que lo decía Diego me apretaba un puntito más.

Coronamos y para abajo. No soy Sagan o Nibali precisamente y me van pasando hasta quedarme el último del pequeño pelotón (aunque los mantengo a la vista). Poco dura el terreno favorable y el asfalto vuelve a ir picando hacia arriba con un terreno rodador pero muy castigador porque no tiene una gran inclinación pero quieres mantener un ritmo alto y eso va cargando. En Castelltersol salimos de la concurrida C59 y nos desvían hacia Graneradonde Diego me ataca pero no puedo ni quiero seguir, me viene perfecto como excusa que habíamos descolgado a Pepe para esperarlo y relajar un poco.

Las piernas empiezan a pesar y como dice un buen amigo “Los vatios van caros”. Nos volvemos a juntar los tres antes de entrar en Granera y al salir del pueblo viene un tramo de carretera rota de bajada donde les vuelvo a perder la rueda. A pesar de que voy algo tenso, forzando más de lo que mi técnica me permite, es un tramo bonito, ratonero, de curva contra curva, y que si lo haces al revés tienes unos buenos muros donde apretarse los machos.

Km25 de la carretera de St.Llorenç Savall, donde se junta con el recorrido de la corta y tras un par de kilómetros de llaneo toca volver a bajar. Tras una sucesión de curvas cerradas y carretera estrecha, sin arcén ni margen para errores, llegamos a Monistrol de Caldersdonde paramos en el avituallamiento. Lo único malo es que no habíamos parado en el primero de St.Feliu de Codines porque era demasiado pronto y en este avituallamiento sólo había líquido.

Tras reposar un par de minutos retomamos la marcha en dirección Calders, otro mini-puerto que va sumando desnivel antes de llegar al plato fuerte del día.

Desvío hacia Artés bajando por unas largas rectas y curvas rápidas, y vemos que Diego no viene. Algo le tiene que haber pasado porque es raro que no vaya pegado a rueda o por delante. Pepe y yo levantamos pie y vamos haciendo con calma, a ver si llega, y cuando estábamos a medio cruzar el pueblo lo vemos con la llanta en el suelo.

Se ve que se le había caído el bidón al inicio de la bajada y al parar a recogerlo había perdido mucho terreno. Después, al intentar recortarlo, iba pegado a un coche y en plena curva no vio a tiempo un bache bastante gordo que había en medio del carril, salvando una caída de milagro y sufriendo un fuerte golpe. A primera vista no había pasado nada pero un par de kilómetros después, la llanta en el suelo.

Suerte que en ese momento había coche de asistencia mecánica de la carrera y se pusieron ellos manos a la obra, detalle que hace que te sientas muy PRO. El problema viene al revisar la rueda, ven una mella importante en el aro de la llanta y si no llega a ser por que le prestan una rueda ahí habría acabado la carrera para Diego.

En esos siete o diez minutos que estamos parados pasan dos grandes grupos, unas veinte personas en total.

Retomamos la marcha y nos esperan unas eternas rectas hasta llegar a Navarcles y encarar el último y más duro puerto del día, Estenalles, habiendo hecho ya casi cien kilómetros muy rompepiernas, todo sube/baja con fuertes pendientes que cargan.

Es un puerto largo (unos 20km) catalogado como un 2ª pero no os dejéis engañar. Hay un par de descansillos de bajada pero cuando la carretera pica hacia arriba se mantiene entre 6-10% constante con picos de hasta el 15%. Obviamente no es un Tourmalet ni un Alpe d’Huez pero intentar subirlo a fuego desde abajo y os recogerán con pala a medio camino.

Y volviendo a la carrera, en efecto, todos los cartuchos que había gastado anteriormente me pasaron factura aquí. Vino a verme el Señor del Mazo, las piernas no iban, se me había acabado la gasolina, veía como Diego y Pepe se perdían y no podía hacer nada. En fin, hasta aquí hemos llegado. Igualmente es mucho más de lo que me esperaba.

Llego al tercer y último avituallamiento, instalado en Talamanca, a medio puerto. No sé lo que llevarían pero me estaban esperando, antes de salir habíamos firmado pacto de ir los tres juntos. Engullo un par de vasos de cola y varios trozos de donut que me sientan de maravilla.

Foto de rigor y continuamos. Ya queda poco.

Salgo rápido, sin demora, para no perder más tiempo, creyendo que me adelantarían como había pasado antes pero parece que el subidón de azúcar hace milagros y noto que tengo gas, marcando un ritmo fuerte y constante, y así empieza nuestra crono-escalada particular.

No pienso en estrategias ni en reservar fuerzas, sé que me quedan pocos kilómetros de ascenso y después será todo hacia abajo hasta meta así que echo el resto.

Voy tirando del grupo, cazando a corredores y pasándolos. No sé si se suman al trenecito o no, sólo voy concentrado en mantener un pedaleo constante. Así, llegamos a los últimos metros. Me conozco muy bien esas últimas curvas, sé cuantas quedan, sé donde rematar con el último esfuerzo. Así fue como sabiendo que era la última aprieto con lo poco que me queda y sí, me llevo nuestro premio de montaña particular.

Ahora sí, últimos kilómetros de bajada por la otra vertiente en dirección a Terrassa hasta META.

Entramos los 39º 40º 41º clasificados del “orden de llegada” con un tiempo de 4h 32’ para recorrer los 135km y 2200m de desnivel acumulado, a una media de 29,5km/h.

Ya sé que para muchos esa media es ridícula, que sacáis mucha más, que hay 38 corredores por delante que fueron más rápido que nosotros (y serían alguno menos sin el llantazo), pero en mi vida la había hecho yo con tantos kilómetros y desnivel.

Quedamos muy satisfechos.

Con esta prueba se acaba el asfalto por esta temporada y qué mejor manera que rematando en casa, con una cicloturista que deja muy buen sabor de boca, por lo vivido, por los pequeños detalles, por la ruta que conozco tan bien y por las sensaciones en carrera.

Ya tengo ganas de saber las novedades que nos deparará la segunda edición.

SALUD Y PEDALES

Etiquetas: